LABORATORIO MIG: VEINTE AÑOS ACOMPAÑANDO TRAYECTORIAS Y FORMANDO FUTURO

Autor: Lic. Claudia Bazán - Publicado: 03 de Noviembre de 2025

Integrado actualmente por las Dras. Paola Paoloni, la Vicedirectora Analía Chiecher y la colaboración del Dr. Cristian de Ángelo, el Ing. Rodolfo Stoll, Ing. Marcelo Gioda y un equipo de becarias de Ciencias Humanas, el laboratorio se caracteriza por su enfoque interdisciplinario. “Trabajar con ingenieros y con profesionales de las ciencias sociales nos permite tener una visión más abarcativa, más holística y sistémica de los procesos educativos”, destaca Analía Chiecher sobre la importancia de la diversidad de perspectivas para comprender mejor las experiencias de los estudiantes.

A lo largo de estos años, el MIG se consolidó como una “usina de ideas”, como lo describen sus integrantes, al servicio de la Facultad, un generador de datos y análisis que orientan políticas académicas.

Entre sus aportes más significativos se encuentra la creación del Departamento de Inglés, surgida a partir de las demandas detectadas en las entrevistas a graduados, y la promoción de la incorporación de competencias blandas como contenidos curriculares en la formación de ingenieros. “Durante mucho tiempo, los graduados nos decían que estaban muy bien preparados en lo técnico, pero que, por ejemplo, necesitaban más herramientas para trabajar en equipo o comunicarse efectivamente. Los datos de más de 500 graduados que recabamos por más de una década, las actuales propuestas del CONFEDI y la apertura de profesores y autoridades a tiempos de cambio, contribuyeron a que, por ejemplo hoy, esas competencias blandas conformen el corazón de nuevas materias optativas”, explica Paoloni.

El equipo también estudia los factores de riesgo de abandono en el primer año. Identifica aspectos motivacionales y de adaptación como los más influyentes. “Muchos se dan cuenta de que la carrera no es lo que esperaban, y eso no debe verse como un fracaso, sino como una instancia de autoconocimiento”, comenta Chiecher. Los datos del MIG permiten diseñar estrategias de acompañamiento junto a la Secretaría Académica y la Asesoría Pedagógica, lo que ayuda al fortalecimiento de la permanencia estudiantil.

En el seguimiento de graduados, las conclusiones son alentadoras: casi todos logran insertarse laboralmente en áreas afines a su formación. “Son muy pocos los casos de desempleo, y la mayoría de los graduados destacan la formación recibida como excelente”, señala Paoloni. Sin embargo, el laboratorio advierte desafíos particulares, como la menor oferta laboral local para ingeniería química, especialmente para las mujeres. “Eso nos invita a seguir pensando políticas que amplíen las oportunidades”, agrega Chiecher.

Con veinte años de trayectoria, el MIG proyecta nuevas líneas de investigación que incluyan el impacto de la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías en las formas de aprender y enseñar. “Queremos renovar nuestros relevamientos y seguir observando cómo cambian las trayectorias estudiantiles y los procesos de inserción laboral de los graduados”, anticipa Paoloni.

Más allá de los datos, el equipo sostiene que el valor del laboratorio está en la construcción de identidad y pertenencia. “Nuestros graduados siempre dicen que acá nunca fueron un número. Eso habla de la calidad humana que se respira en la Facultad y del compromiso institucional por acompañar cada trayecto educativo”, concluye Chiecher.