
EL GTAP POTENCIA EL DESARROLLO TECNOLÓGICO
Autor: Lic. Claudia Bazán - Publicado: 07 de Noviembre de 2025
Desde la UNRC, el Grupo de Tecnologías Aplicadas a Procesos (GTAP) impulsa desarrollos que buscan optimizar la producción local, reducir el impacto ambiental y mejorar la calidad de los biocombustibles y aceites, pese al contexto de desfinanciamiento que atraviesa la ciencia y la tecnología.
El GTAP forma parte del INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN TECNOLOGIAS ENERGETICAS Y MATERIALES AVANZADOS (IITEMA-CONICET-UNRC). Entre sus actividades se pueden enumerar actividades de investigación, extensión y desarrollo en tecnologías de modificación de materiales, separación por membranas sintéticas de micro, ultra y nanofiltración y destilación molecular, nanotecnología y procesos con reacciones químicas. Desde su creación, se ha consolidado como un espacio de innovación científica orientado a resolver problemáticas reales de los sistemas productivos locales y regionales.
“El grupo nace después del accidente de la planta piloto”, recuerda el Dr. Juan Torres. “Ahí hubo una reconfiguración de docentes y cada uno tomó caminos separados. Nuestra directora, la Dra. Cecilia Pagliero había realizado su formación doctoral y postdoctoral en separaciones por membranas y, cuando volvió, comenzó a trabajar fuertemente en esa temática, enfocada en productos regionales como las oleaginosas y la purificación de aceites, en colaboración con investigadores del INFAP-CONICET-SAN LUIS”, “además, la Dra. Miriam Martinello, trabajó fuertemente en el área de destilación molecular” continúa.
Las tecnologías de separación por membranas fueron una de las primeras líneas de investigación del grupo. Estas permiten, según Torres, “hacer una tarea con cero emisiones de productos contaminantes”. En la purificación de aceites, por ejemplo, “se lograron separar fosfolípidos, ácidos grasos libres y colorantes reduciendo o eliminando la necesidad de agua para la purificación de aceites vegetales crudos, tareas que fueron publicadas en revistas científicas especializadas con referatos”. Con el tiempo, el GTAP amplió su campo de trabajo hacia el biodiésel, aplicando los mismos principios. “Se trabajó en la purificación de biodiésel usando membranas de ultrafiltración y nanofiltración poliméricas y de cerámicas. Estas tecnologías reducen la producción de contaminantes que generan un impacto ambiental negativo y ofrecen una versatilidad que los métodos tradicionales no tienen”, explica.
Otra de las líneas recientes del GTAP está vinculada al estudio del cannabis y el cáñamo, especialmente en la extracción y purificación del cannabidiol. “Esa fue una idea que nació después de la aprobación de la ley que permitió investigar sobre cannabis y cáñamo”, comenta Torres. “Nos interesaba particularmente el cáñamo porque su semilla produce un aceite con ácidos grasos beneficiosos para el sistema cardiovascular”. En esa línea, el grupo conformó un equipo transdisciplinario con profesionales de distintas áreas, que trabajó en la caracterización de extractos de cannabis para la producción de aceites terapéuticos.
Sin embargo, el avance de estas investigaciones se vio afectado por la falta de financiamiento. “Teníamos un proyecto aprobado por el ex Ministerio de Ciencia y Tecnología para equiparnos, pero nunca llegaron los fondos. Hay una decisión política de desfinanciar la producción científica y tecnológica”, lamenta. Aun así, el grupo continúa trabajando con recursos propios: “Como somos argentinos y no es la primera crisis que atravesamos, seguimos adelante. Estamos intentando obtener compuestos puros de cannabinoides usando técnicas de cromatografía en columna”.
Torres también lidera investigaciones sobre modificación de membranas cerámicas, un desarrollo propio del grupo. “Hemos fabricado nuestras propias membranas, pero el gran desafío es que se tapan con facilidad. Estamos trabajando en la modificación química de su superficie para extender su vida útil”, explica. No obstante, las limitaciones presupuestarias también afectan este trabajo: “El equipo que necesitamos para verificar la modificación está roto y no tenemos los fondos para repararlo. Están los reactivos comprados desde 2020, pero no podemos usarlos. Sería trabajar a ciegas y gastar materiales muy costosos”. Con una clara vocación por la ciencia aplicada y el desarrollo regional, el GTAP continúa apostando a la innovación tecnológica, al trabajo colaborativo y a la formación de nuevos investigadores. “A pesar de todo, seguimos investigando, porque creemos en el potencial que tiene la ciencia para transformar nuestra región”, concluye Torres.